Vargas, Bogert & Appice featuring Paul Shortino
Bogert y Appice han trabajado juntos desde tiempos inmemoriales, en Cactus,
en Vanilla Fudge, junto a Jeff Beck en el trío Beck, Bogert & Appice, y
posteriormente junto a Rick Derringer, colega del alma de los bluesmen albinos
Edgar y Johnny Winter.
Paul Shortino no necesita presentación, sus profundas cuerdas vocales han
lucido al servicio del grupo heavy americano Rough Cutt, los Quiet Riot post
Kevin Dubrow de finales de los 80, y en el retorno al estudio este año de King
Kobra.
Y Javier Vargas ha tocado con medio mundo. Este madrileño de ascendencia
venezolano-argentina ha colaborado con jefazos como Santana, Glenn Hughes, BB
King… Llegó a tocar en sus inicios con Miguel Ríos, y ha liderado a la Vargas
Blues Band, donde coincidió con un músico californiano llamado Jeff Espinoza y
con Francisco Simón, el mejor guitarra solista de rock&roll,
rhythm&blues y blues rock español, lider de la sensacional banda Red House.
El inquieto y prolífico Vargas se ha puesto en el lugar de su ídolo, el
histórico Jeff Beck, en una maniobra similar a la que protagonizó Gary Moore en
1994 cuando editó aquel “Around the Next Dream” junto a Jack Bruce y Ginger
Baker, la base rítmica de los Cream de Eric Clapton, y ha publicado un disco de
versiones de clásicos del rock bajo el nombre Vargas, Bogert & Appice.
Este “Vargas, Bogert & Appice featuring Paul Shortino” transmite la
sensación de escuchar a cuatro músicos de procedencias muy distintas –salvo en
el caso de Bogert y Appice-, haciendo maravillas mientras revisan a Rod
Stewart, a Gary Moore, a AC/DC, a Cheap Trick o a Deep Purple.
Aquí la base rítmica aporta grosor, calidez y mucho, muchísimo oficio,
Javier Vargas hace lo que quiere con la guitarra sin necesidad de una sola
floritura, no necesita complicadas escalas ni arabescos, pero cada nota sabe a
tequila mezclado con cerveza en nuestras gargantas y nuestros estómagos, que
por algo hablamos de un tío de la cuerda de los grandes blues rockers tejanos al
estilo Stevie Ray Vaughan, y Paul Shortino aporta con su potente voz el enfoque
hardrockero necesario a canciones tan alejadas del género como pueden ser ese
“Tonight´s the Night” del escocés Rod Stewart, o la extraordinaria “Soul of
Love” de Paul Rodgers.
El rock duro más clásico tocado a la antigua usanza pero con el feeling más
actual. Sólo les hubiera pedido que a la hora de acercarse al legado de Purple,
Gary Moore/Phil Lynott o los hermanos Young hubieran tirado de opciones menos
obvias que “Black Night”, “Parisienne Walkways” o “It´s a Long Way to the Top
(If you wanna rock and roll)”.
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